jueves, 10 de marzo de 2011

La Madonna de McQueen, Isabella Blow


Nadie puede negar la genialidad del desaparecido Alexander McQueen, exquisitos diseños, extravaganza pura, sutil irreverencia... pero nada habría sucedido sin Isabella Blow, ícono internacional del estilo.

Esta llamativa londinense se mudó a New York a finales de los setenta, tan sólo para contactar de inmediato a los mitológicos Anna Wintour (ya en Vogue) y Andre Leon Talley, para quienes trabajaría de asistente. Como pez en océano de agua dulce, Isabella hizo migas con el estelar Andy Warhol, Michael Roberts (director de Vanity Fair) y el omnipresente Steven Meisel.
La clave de su estilo, la encontró en Philip Tracy, aclamado diseñador irlandés especializado en sombreros bizarros y ultra pintorescos.

Su personalidad explosiva y enérgica le abrieron las puertas como socialité y la pusieron en la lista de las grandes influencias, siendo consultada por Swarovski, Lacoste y DuPont Lycra. Finalmente, allá por 1993, descubrió a Alexander McQueen, comprando su colección de graduación al módico precio de  ₤5,000.

Esotéricamente hablando, la muerte de Isabella anunciaba la de McQueen, tras sufrir de depresión y siendo diagnosticada como bipolar, se envenenó en el piso de un baño en 2007.










1 comentario: