Bebo sólo té por la mañana pues, desde que supe era rico en antioxidantes, se ha convertido en mi más fiel compañero. Es probable también que se deba a que a mis años lo que solía ser normal se convierte en un mal hábito que debe corregirse para quedar exento de arrepentimientos o remordimientos en los años venideros. Aunque a la par, y en una medida muy significativa, es una costumbre que intento arraigar porque siempre he pensado que la gente que prefiere el té antes que al café debe poseer características extraordinarias; el té es para los paladares dispuestos a algo diferente, paladares listos para encontrarse con las especias reventando sus sabores contra las papilas gustativas: clavo, azar, vainilla, roibos, hierbabuena, anis, lavanda, rosas y frutas, siempre sin sin azúcar...
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